Hay muchos factores que impactan en la calidad de vida y pueden alterar la capacidad reproductiva. Es clave tomar decisiones estando bien informado para evitar complicaciones a futuro.
Posponer la maternidad o paternidad es cada vez más habitual, ya sea por cuestiones laborales, profesionales o simplemente por decisión personal, por lo que el especialista en fertilidad Sergio Pasqualini aseguró que “es clave tomar esas decisiones estando bien informado para evitar complicaciones a futuro”, y destacó la eficacia de la criopreservación de óvulos y espermatozoides para la planificación familiar.
“Aunque haya quienes todavía lo discutan, la infertilidad es una enfermedad, un sistema que no cumple sus funciones -en este caso, el reproductor- está enfermo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también la reconoce como tal, la padecen casi 50 millones de parejas en el planeta”, afirmó a Télam Pasqualini, director científico de Halitus Instituto Médico.
El también autor del libro “Cuidar la fertilidad” recordó que “hay muchos factores que impactan en la calidad de vida y pueden alterar la capacidad reproductiva: desde el estrés y el tabaquismo hasta el consumo de drogas, el medio ambiente y las enfermedades de transmisión sexual (ETS), así como también, por supuesto, la edad”.
“Quizás el cambio social más trascendente sea que la mujer prioriza su desarrollo profesional y retarda la creación de una familia. Al mismo tiempo, las parejas se construyen más tarde, deciden extender su tiempo de estar solos y tienen menos hijos”, señaló.
“Por eso -agregó- podemos considerar el principal problema de salud reproductiva de este siglo la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo. Desde el punto de vista biológico, el momento ideal para que una mujer conciba un hijo sigue siendo alrededor de los 25 años, que es su período más fértil”.
El especialista explicó que la edad es relevante no sólo porque a medida que pasan los años se produce una disminución natural y progresiva de la reserva ovárica y la calidad de los óvulos, sino también porque los resultados de los tratamientos muestran menor efectividad cuanto mayor es la mujer.
Sin embargo, “la mayor parte de las mujeres aún no ha tomado conciencia de eso y de los riesgos que una maternidad a edad avanzada acarrea, como el compromiso de la reserva ovárica, el mayor riesgo de cromosopatías fetales o el incremento del riesgo obstétrico y perinatal”, refirió.
“Es preciso entonces educar en la anticipación de patologías para evitar complicaciones reales a futuro, concepto que va de la mano de dos nociones fundamentales en salud reproductiva, como la planificación familiar y la criopreservación de óvulos y espermatozoides”, subrayó.
Con respecto al concepto de planificación familiar, Pasqualini comentó que si bien se asocia solamente a la adopción de estrategias anticonceptivas para evitar hijos no buscados, tiene un alcance más amplio: “Consiste en conocer y evaluar los factores involucrados en la concepción y relacionarlos con las posibilidades económicas, los deseos personales y los tiempos profesionales de quienes quieren tener hijos”, detalló.
“El objetivo es concebir oportunamente un hijo sin mayores complicaciones. Es decir, se trata de hacer un plan adecuado para tener hijos o maximizar las posibilidades de tenerlos cuando se los desea”, completó.
En ese marco, realizar una consulta ginecológica previa al embarazo permite identificar posibles factores de riesgo y adoptar conductas para minimizarlos. Por eso, antes de comenzar la búsqueda de un hijo, se recomienda realizar una serie de chequeos médicos que incluyen ETS, antecedentes de rubéola, toxoplasmosis y otras enfermedades que podrían afectar el desarrollo normal del bebé.
Por otra parte, la criopreservación o “vitrificación” es “una técnica que permite congelar gametas para usarlas cuando se crea más conveniente”.
“Utiliza muy bajas temperaturas para disminuir las funciones vitales de una célula o conjunto de células con el fin de mantenerlas en condiciones durante mucho tiempo, y es el procedimiento más utilizado hoy en día para preservar la fertilidad”, afirmó.
El experto aclaró que siempre es recomendable que la mujer tenga menos de 35 años al momento de vitrificar los óvulos, aunque hay casos en que “se consiguen buenos óvulos a los 37 ó 38”.
“Una pregunta muy frecuente es por cuánto tiempo se pueden congelar óvulos. Es bueno saber que no hay un tiempo límite, ya que la temperatura de 196 grados centígrados bajo cero hace que la actividad molecular sea prácticamente nula, por lo que, en teoría, podría haber viabilidad hasta después de 2.000 años”, agregó.